De fútbol, inmigrantes y derechos humanos
De todas las realidades posibles, quizás solo en una, México le ganaba a la todopoderosa Alemania en el debut de ambos en el Mundial de Rusia 2018, tras la brillante jugada colectiva y el gol del magnífico Lozano. Las razones pueden ser muchas, quedarse con una es quitarle argumentos a una épica inigualable, loable, que despertó el orgullo de un fútbol alicaído por los malos resultados y las polémicas. De todas las realidades posibles, quizás solo en una, los niños latinos deben sufrir la doble catástrofe que significa salir de su país de origen y luego ser separados de sus padres, ser encerrados en jaulas, para luego ser deportados, devueltos a la miseria. Las razones pueden ser muchas, quedarse con una, es quitarle argumentos a una ignominia, solamente comparable, con los abusos y encubrimientos de la Iglesia Católica hacia menores de edad. De todas las realidades posibles, quizás solo en una, esto ocurre, y quizás nos funcione como consuelo. Qué envidia de vivir en otra de esas realidades, aunque en alguna, Werner empatara el partido.
De todas las realidades posibles, quizás solo en una, México le ganaba a la todopoderosa Alemania en el debut de ambos en el Mundial de Rusia 2018, tras la brillante jugada colectiva y el gol del magnífico Lozano. Las razones pueden ser muchas, quedarse con una es quitarle argumentos a una épica inigualable, loable, que despertó el orgullo de un fútbol alicaído por los malos resultados y las polémicas. De todas las realidades posibles, quizás solo en una, los niños latinos deben sufrir la doble catástrofe que significa salir de su país de origen y luego ser separados de sus padres, ser encerrados en jaulas, para luego ser deportados, devueltos a la miseria. Las razones pueden ser muchas, quedarse con una, es quitarle argumentos a una ignominia, solamente comparable, con los abusos y encubrimientos de la Iglesia Católica hacia menores de edad. De todas las realidades posibles, quizás solo en una, esto ocurre, y quizás nos funcione como consuelo. Qué envidia de vivir en otra de esas realidades, aunque en alguna, Werner empatara el partido.
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